¡Aprender de un fogón ardiendo!

10.11.2020

Reuven Feurerstein nació en Rumania en 1921. Durante la Segunda Guerra Mundial lo detuvo la Gestapo, pero logró escapar a lo que entonces se llamaba Palestina. Allí empezó a trabajar con niños y adolescentes que procedían de los campos de refugiados de todo el mundo. Feuerstein era todo para ellos: educador, profesor y padre protector. Muchos niños lo habían perdido todo, sus hogares y sus familias. Feuerstein tenía un enorme desafío: ayudar a esos niños que venían de Europa, África y Asia y que por tanto tenían todos un entorno cultural muy diferente. Estos niños no solo tenían años de retraso académico sino que, a juzgar por su nivel en las clases  y por su baja puntuación en los test de cociente intelectual y sus malas notas,  se pensaba que muchos de ellos tenían un claro retraso de desarrollo.

Feuerstein se niega a aceptar la hipótesis simplista del retraso mental y descubre un potencial en ellos mucho mayor de lo que demostraban los test. Atribuyó su deficiente desarrollo cognitivo a una falta de aprendizaje mediado. Él pensaba que la principal causa era la falta de transmisión cultural, a causa del trastorno provocado por la guerra. Así es como nace la hipótesis de privación cultural como causa de un desarrollo cognitivo deficiente.

Tiempo después conoce a dos gigantes de la psicología y de fama mundial en aquella época: Carl Gustav Jung y Jean Piaget, con quién comienza su carrera de psicología. En esa época, Piaget llevaba a cabo un estudio sobre desarrollo cognitivo de los niños y también tenía una visión diferente sobre los test. Sin embargo, en un tema fundamental, Feuerstein no estaba de acuerdo con su tutor. Piaget consideraba el desarrollo cognitivo como el resultado de la maduración y la experiencia con los objetos. Feuerstein pensaba que la interacción humana era esencial. A esto lo llamó experiencia de aprendizaje "mediado", como la causa principal de un desarrollo cognitivo adecuado.

Experiencia de Aprendizaje Mediado.

Cuando un niño/a se quema los dedos en la estufa, aprende a mantenerse alejado de ella. El niño/a habrá cambiado y habrá aprendido algo. Sin embargo, todo está muy lejos de ser un cambio estructural. El niño/a podría volver a quemarse con otro tipo de estufa o cocina, o con distintos tipos de calor. Aquí es dónde aparece el papel del mediador (padres, hermanos, abuelos, profesor, etc). Es el mediador quién le enseña la diferencia entre caliente y frio; le hablará de las relaciones de causa y efecto "si tocas algo que está ardiendo, te harás daño", le enseñará a contener los impulsos "si ves esto, no lo toques enseguida, acércate despacio para saber si está calienta", etc. Todo esto ocurre de forma espontánea, pero tendemos a olvidar que se necesita un mediador humano para transmitir todos estos aspectos. De esta manera el niño/a aprenderá a transferir y generalizar experiencias, así como también crear estructuras cognitivas. Cuando sepa la diferencia entre ardiente, cálido, congelado o frío, será capaz de protegerse.

Aprendizaje a través de exposición directa y mediada.

En general los niños/as aprenden mucho al exponerse directamente a los estímulos, por ejemplo, aprenden a mantenerse alejados de experiencias no desaseadas y se esfuerzan por conseguir experiencias más agradables. También aprenden de la imitación y la identificación. 

Para crear a un ser humano completo, Feuerstein declara la necesidad de tener una experiencia de aprendizaje mediado (EAM). Feuerstein la define como la calidad de la interacción con la que los seres humanos, como padres y/o profesores, compañeros o familiares se interponen entre un estímulo del entorno y un individuo para asegurar que el estímulo se perciba, se asimile y se integre con un sentido.

Fuente: Inside "Cómo aprender a aprender en un entorno inclusivo"

esta historia continuará...


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